Subespecie Homo sapiens pygmeus
Homo sapiens pygmeus
Pígmido puro. Obsérvese la nariz bulbosa platirrínica, labios semi-gruesos, cabello rizado, formas redondeadas de la cara y ojos medianamente pequeños con ligera separación.
Los pígmidos son considerados uno de los linajes humanos más antiguos de África, con raíces que se remontan a decenas de miles de años. Estudios genéticos sugieren que los ancestros de los pígmidos se separaron de otros grupos humanos africanos hace aproximadamente 60,000 a 70,000 años, durante el Pleistoceno tardío. Este periodo coincide con la diversificación de poblaciones humanas en África y en Eurasia.
Análisis de ADN mitocondrial y nuclear muestran que los pígmidos de África Central (como los mbuti, aka y baka) tienen una divergencia genética significativa con otros grupos africanos, como los bantúes, lo que indica un aislamiento prolongado en las selvas ecuatoriales. Restos fósiles y herramientas de piedra hallados en la cuenca del Congo y otras regiones selváticas, datados en más de 40,000 años, sugieren una ocupación humana antigua por parte de cazadores-recolectores, posiblemente relacionados con los antepasados de los pigmeos.
La baja estatura de los pigmeos no ocurrió en un momento específico, sino que fue el resultado de un proceso evolutivo gradual que probablemente comenzó hace 20,000 a 30,000 años, intensificándose con el tiempo debido a presiones selectivas en su entorno selvático. Este rasgo distintivo se consolidó plenamente en sus poblaciones hace unos 10,000 años, según estimaciones basadas en modelos genéticos.
¿Cómo influye la vegetación en el tamaño corporal?
En términos generales, el entorno de selvas densas o bosques tropicales puede favorecer un tamaño corporal más pequeño por varias razones:
Movimiento limitado en espacios densos: En áreas como las selvas tropicales, donde la vegetación es espesa, moverse por el terreno puede ser más fácil para individuos más pequeños. Tamaños más pequeños permiten mayor agilidad y mejor capacidad para moverse entre árboles, arbustos y demás obstáculos naturales. Además, las especies más grandes pueden encontrar más difícil el desplazarse entre la densa vegetación.
Menos recursos disponibles por unidad de área: En los bosques densos, el acceso a recursos alimenticios como frutas, hojas o animales puede ser más limitado por la competencia con otras especies y el propio entorno. A menudo, las especies más pequeñas tienen un metabolismo más eficiente, lo que les permite sobrevivir mejor en entornos donde los recursos son limitados. Esto es similar a cómo las especies animales en islas pequeñas tienden a reducir su tamaño cuando los recursos son escasos. En estos casos, la adaptación hacia un tamaño más pequeño puede ser una respuesta evolutiva.
Estrategias de reproducción: En entornos densos y complicados, como las selvas, las especies más pequeñas tienden a tener menos problemas de depredación y mejor capacidad para esconderse o escapar rápidamente. Esto podría ser un factor clave en la evolución de estaturas más bajas, ya que estas especies son menos visibles o más ágiles que sus contrapartes más grandes.
Aislamiento geográfico: Además de la vegetación, el aislamiento también juega un papel importante. Las poblaciones de humanos pigmeos del sudeste asiático (como los Negritos o los pueblos Aeta) y de África central (como los Mbuti) han evolucionado en áreas de difícil acceso, como selvas y bosques tropicales. El aislamiento geográfico puede facilitar la evolución de rasgos específicos como el tamaño reducido, ya que las poblaciones en esas zonas tienden a estar menos influenciadas por otras poblaciones externas.
Al igual que en los humanos, en otros mamíferos y animales, un tamaño reducido puede ser ventajoso en entornos donde el espacio es limitado o la movilidad rápida es esencial. Algunos ejemplos son:
El elefante pigmeo en las islas de Borneo y Célebes, que ha evolucionado para ser más pequeño que sus parientes continentales debido a las restricciones de espacio y recursos.
Caballos miniatura o ponis pequeños que habitan en islas con vegetación densa o en ambientes montañosos donde la movilidad es clave para la supervivencia.
Aunque los pígmidos ya eran distinguibles como grupo hace miles de años, su interacción con poblaciones agrícolas bantúes (cónguidos o congoides) (que comenzaron a expandirse hace unos 3,000-5,000 años) pudo haber reforzado su identidad como cazadores-recolectores de baja estatura, en contraste con los bantúes, de mayor altura y economía sedentaria. Este contacto también trajo presión cultural, pero no alteró significativamente su adaptación física.
En resumen, las etnias pigmeas se formaron como linajes diferenciados hace unos 60,000-70,000 años, y su estatura pequeña se desarrolló gradualmente hace 20,000-30,000 años como respuesta a factores ambientales y ecológicos, consolidándose hace unos 10,000 años.
Características físicas:
Estatura: Son conocidos por su altura promedio notablemente baja, generalmente inferior a 1.50 metros (en hombres, alrededor de 1.40-1.45 m). Esta característica se atribuye a adaptaciones genéticas y ambientales.
Constitución corporal: Tienen cuerpos proporcionados pero compactos, con extremidades cortas en relación al torso, lo que les facilita moverse en entornos selváticos densos.
Piel: Su tono de piel varía de marrón medio a oscuro, adaptado a la exposición solar y al clima cálido y húmedo de las selvas.
Cabello: Generalmente corto, rizado y oscuro, típico de muchas poblaciones africanas.
Rasgos faciales: Suelen tener narices anchas platirrínicas, labios gruesos y rostros relativamente pequeños, aunque hay variaciones entre los distintos grupos. Los más puros o pígmidos originales tenían la nariz bulbosa y caras redondas.
Cráneo: Tienden a tener índices cefálicos más cercanos al rango mesocéfalo (índice de 75-80), con cabezas de proporciones intermedias. Su forma craneal no parece estar directamente vinculada a su baja estatura o al entorno selvático, como lo está su constitución corporal. La selección natural en los pigmeos favoreció más el tamaño corporal y la eficiencia energética que una forma específica del cráneo.
Genética
Estudios sugieren que su pequeña estatura podría estar ligada a una menor producción de la hormona del crecimiento (IGF-1), una adaptación evolutiva a la escasez de recursos o a la necesidad de eficiencia energética.
Se sabe bastante sobre los haplogrupos genéticos de las poblaciones pigmeas de África gracias a estudios de ADN mitocondrial (heredado por vía materna) y del cromosoma Y (heredado por vía paterna), así como análisis de ADN autosómico. Estos estudios han revelado que los pigmeos tienen una historia genética antigua y distintiva, con haplogrupos que reflejan su divergencia temprana de otras poblaciones africanas y un aislamiento relativo en las selvas de África Central.
Los haplogrupos mitocondriales de los pigmeos son algunos de los más antiguos conocidos en África, lo que subraya su linaje profundo. Los más comunes entre ellos incluyen:
L1 (especialmente L1c):
Es uno de los haplogrupos más antiguos del mundo, con raíces que se remontan a más de 100,000 años. L1c es particularmente frecuente en pigmeos de África Central, como los mbuti y los aka. Aunque es más común en poblaciones khoisan del sur de África, algunas variantes de L0 también se encuentran en pigmeos, especialmente en los twa. Esto podría indicar un vínculo genético antiguo entre cazadores-recolectores africanos.
L0:
Este haplogrupo es raro fuera de las poblaciones pigmeas y algunas comunidades vecinas, lo que sugiere un origen muy antiguo y poca mezcla con otros grupos hasta épocas recientes.
L2:
Presente en menor medida, este haplogrupo aparece en algunos pigmeos debido a mezcla genética con poblaciones bantúes vecinas en los últimos milenios. Sin embargo, no es dominante.
En cuanto al ADN del cromosoma Y, que rastrea las líneas paternas, los pigmeos también exhiben haplogrupos antiguos y específicos:
B (especialmente B2b):
Este haplogrupo es predominante entre los pigmeos, particularmente en los mbuti y baka. B2b es raro fuera de estas poblaciones y se considera un marcador de su aislamiento genético y origen antiguo, datado en decenas de miles de años.
Su presencia sugiere que los pigmeos tienen una continuidad patrilineal que precede a la expansión bantú.
E (subgrupos como E1b1a):
Aunque E1b1a es más común en poblaciones bantúes, aparece en algunos pigmeos debido a mezcla genética con estas comunidades agrícolas en los últimos 3,000-5,000 años. Sin embargo, su frecuencia es mucho menor que en los bantúes, lo que indica que la influencia externa fue limitada. Hay evidencia de mezcla genética con poblaciones bantúes, especialmente en los últimos milenios, pero esta mezcla es asimétrica: los pigmeos han incorporado algunos genes bantúes (como variantes de E1b1a o L2), mientras que su contribución genética a los bantúes es mucho menor.
Pigmeos de alta pureza, nótese la nariz bulbosa, cráneos curvo-occipitales, ojos ligeramente separados, redondos y pequeños.
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